Shinkansen Kamome 28 de Nagasaki a Hakata.

lunes, 6 de febrero de 2012

Está entrada la recolocaré más adelante cuando toque. Tiene sentido para mi y eso vale. Hoy nos hemos tirado 5 horas en un tren de alta velocidad. Lo cierto es que durante el viaje no he tenido muy buena suerte con los tiquets, siempre me tocaba pasillo y no me quejaba porque así podía ir libremente a fumar y me levantaba cuando quería, pero hoy ha sido distinto. Me ha tocado ventana. Justo el día que abandonamos Kyushu, la alejada y el gran descubrimiento del viaje.
He apuntado algunas cosas que iba viendo por la ventana desde el tren. Hasta el mar es de un color distinto. Es del azul más intenso y oscuro que he visto jamás.

-Bicicletas al lado de ríos y canales.
-Paradas de autobus en forma de manzanas.
-Marea Baja y barcas sobre tierra.
-Casas grandes.
-Campesinos hablando y riendo.
-Campos de cultivo amarillos.
-Pueblos pequeños con puentes rojos.
-Trabajadores arreglando las vías del tren.
-Casas de paredes azules con grandes jardines.
-Tejados verdes.
-Grandes extensiones de naranjos.
-Bandadas de grullas.
-Canales y enormes campanas.
-Cuervos planeando sobre cultivos.
-Perros persiguiendo furgonetas.
-Hombres fumando a escondidas bajo un puente.
-Una campesina quemando malas hierbas junto a un coche.
-Arreglando un tractor frente a las vías del tren.
-Niños de uniformes verdes que me saludan desde el andén.
-Casas color fresa.
-Niños con gorras amarillas camino a casa.
-Fábricas con escaleras de emergencia color azul.
-Niños tirando piedras a un río tras salir del cole.

Justo una parada antes de llegar a Hakata, la última de Kyushu en la que hemos parado, ha empezado a llover. Quizás Kyushu también lloraba porque yo me iba.