De libros va la cosa

lunes, 31 de enero de 2011

Como os comentaba en la página anterior, he estado leyendo muchos libros sobre la historia de Japón. La era Tokugawa es una de mis favoritas, pero me está costando mucho encontrar libros centrados específicamente sólo en esa época. Por eso he decidido dejarla un poco de lado por el momento, tras verme incapaz de encontrar libros en condiciones.

Otra de las épocas de la historia japonesa que me gusta muchísimo, es la que va desde la Revolución Meiji hasta la Segunda Guerra Mundial. Si bien es cierto que es una época de cambios a nivel político y social, hay un tema que realmente me gusta y que a la vez me pone los pelos de punta cada vez que leo sobre algo de ello.
Se trata del tema de las colonizaciones y de la actuación de los Japoneses en la Segunda Guerra Mundial.

No sé si conoceréis el tema de la colonizaciones; os lo explico brevemente. Cuando Japón se vió obligada a abrir fronteras a las tropas occidentales que querían empezaba establecer relaciones con Japón, el Emperador volvió a tomar el control juntos con los miembros del Parlamento.
Los altos cargos y el propio emperador, llegaron a una conclusión. Si querían ser una gran potencia como Inglaterra, Francia y Holanda, había una cosa que debían lograr, pues el tema de armamento, cambio de política exterior, cambio de política interior, ya lo habían empezado, sólo les quedaba una cosa para convertirse en un país digno de llamarse Super Potencia, colonias. Japón no disponía de ninguna colonia, y los altos cargos se percataron que ese, era el gran salto que daba un país para convertirse en una potencia digna de admiración.

Japón empezó con su dura batalla de conquistar países y conseguir colonias. Empezó por los países que tenía más cerca, Corea y China. Por supuesto dichos países se resistieron a ello. Que venga otro y te diga: "Oye mira, que queremos ser la ostia en vinagre, os vamos a invadir, pero así de buen "rollo", formaréis parte de nuestro país con todas las condiciones y eh, sin remordimientos, eso sí, seréis ciudadanos de segunda porque sois escoria, pero eh, formaréis parte de una Super Potencia, vuestra historia y creencias quedan borradas de la historia, firmamos?"

Fueron días de guerra durísimos, de una guerra de la que apenas sabemos. Todo aquello que nos queda lejos parece no importarnos. Es curioso porque murieron más personas en las guerras que lidió Japón contra Corea, China y Nueva Guinea que las que murieron en el Holocausto judío (incluyo, republicanos, homosexuales, polacos...)pero como no es caucásico, nos importa una mierda, hablando en plata.

Hará cosa de 2 semanas terminé uno de los libros que me compré en mi última visita a la casa del libro, "El holocausto asiático". Es uno de los libros más duros que jamás he leído. Trata sobre las grandes barbaridades que hicieron los japoneses en la Segunda Guerra Mundial. Matar de hambre a presos de guerra, violar mujeres una tras otra, experimentos médicos en personas, canibalismo... No tengo palabras para describir los sentimientos que emergieron en mí al terminar el libro. Lo primero que sentí fue odio, rabia y asco. Muchísima rabia, como es normal, tras leer atrocidades, y tras ver como han tergiversado los japoneses el tema de los kamikazes, y como han cambiado la imagen de lo que en verdad eran, unos pobres chicos que no fueron por "voluntad" propia a una muerte segura.

Pero tras reposar cada una de las cosas que leí, vino a mi mente una idea. Quiero visitar cada una de las regiones que los japoneses, sin pudor y con sangre fría arrasaron a su paso. Cada uno de esos pueblos que honra a sus antepasados muertos a manos de los japoneses, cada uno de los templos dedicados a esas cientos de esclavas sexuales que trabajaron a merced del gobierno japonés, en prostíbulos "subvencionados" por el Kampeitai. Quiero visitar esas zonas arrasadas por pura diversión. Quiero verlo. Porque hay que conocer las dos caras de una moneda para comprender muchísimas cosas de la cultura actual japonesa.

Muchos de los movimientos culturales que actualmente existen en Japón, están directamente relacionados con las guerras japonesas.
No excuso a los soldados japoneses cuando llegaron a Nanjing y violaron a toda persona y animal que se encontraron, y luego asesinaron sin pudor. Pero lo hicieron por un motivo, que aunque pueda ser inexcusable, puedes llegar a comprender.
Si no vives una guerra, si no estás allí, en los bombardeos, en los incendios de ciudades, en las batallas cara a cara, en las violaciones y matanzas, no sabes cómo expresar los sentimientos que te provoca.
Los japoneses tras días y días, asediando Shangai sin éxito, consiguieron conquistarla y llevarla a su merced. Tras unos durísimos días, donde no se veía el fin, al final llegó.
Y la recompensa a esos pobres soldados que con 20 años sin quererlo ni beberlo, se encontraron en una guerra sin fin, fue Nanjing. El tema de Nanjing, es un episodio negro y tabú en Japón. No se quieren apuntar culpables con el dedo abiertamente, aunque todo el mundo sabe de donde salió esa orden, pues sin la aprobación del Emperador, el frente no podía avanzar ni un sólo paso.
Nanjing fue el grito ahogado y desesperado de esos soldados, y allí en la rabia de una guerra que no querían vivir, hicieron todo lo que les vino en gana, para pensar que durante un instante eran libres y no pertenecían al ejército.

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